
LA COMUNICACIÓN
En la anterior reflexión comentada nos referimos al silencio. Sabemos que puede ser utilizado como poderosa arma de comunicación, que es como una apisonadora de relaciones, bien sean familiares, laborales, de pareja, o cualquier otra y que con el tiempo crea inseguridad como mínimo.
Hablaremos ahora de la comunicación entre personas y su importancia en nuestras vidas.
La comunicación es la herramienta imprescindible, con vistas a que las personas puedan relacionarse de manera adecuada, consiguiendo a su vez desarrollar sentimientos y emociones positivas o negativas y sobre todo, que las personas consigan el entendimiento entre ellas.
La comunicación, el uso de las palabras, el lenguaje desarrollado para expresar información, ideas, conocimientos, etc, es el instrumento por excelencia que permite la conexión entre personas; aunque al respecto sabemos, que también lo que se hace y otros observan o lo que no se hace, no se verbaliza, aunque sí “sugiere” es comunicación a través del uso del silencio.
Por ejemplo, una comunicación deficiente entre empleados, puede llevar a una interpretación que podría ser equivocada y a saber cuáles son las consecuencias de un trabajo mal hecho. Este simple ejemplo laboral muestra la importancia de que una información correcta es imprescindible para conseguir un buen trabajo. Las personas no son adivinas.
Algunos dicen que por una simple mirada saben lo que dice su pareja o el jefe, el padre o el hermano, pero en cualquier caso, este silencio con un gesto es comunicación también fruto de la complicidad entre individuos que se conocen, o de la superioridad jerárquica de alguno de ellos. Se sobreentiende a un jefe que indica la salida de la empresa con el dedo índice o la de la madre que exige silencio con un simple ¡chist!; ¡chist!; ¡chist! y cara de enfado.
Si la comunicación no existe o es limitada, la vida de las personas queda restringida, como a la deriva o “en suspenso” a lo que se puede creer o suponer y que inclusive, puede ser una interpretación equivocada de las pocas palabras dichas o mal dichas sea la relación que sea.
Estas situaciones de comunicación mala o deficiente, conllevan a sentir desazón, a vivir en la desesperación de un mundo de preguntas, lleno de supuestos que seguramente contengan errores y en algunos casos hasta timidez a seguir adelante por el simple hecho de “no saber”.
En cualquier relación entre personas lo ideal cuando surge un conflicto es hablarlo, de lo contrario el problema quedará siempre anclado en esa relación.
Lo que no se expresa mediante la palabra no existe para la otra persona. Desde que las personas descubren la importancia de las palabras, de decir y comunicar, es entonces cuando se consigue conectar y se descubre también el placer que ofrece la comunicación.
Cada persona es tal y como se muestra a través de lo que cuenta porque el lenguaje de cada uno refleja la historia de una vida, de cómo y quién es y es lo que le permite compartir con los demás y establecer conexiones diversas con otros según los intereses de cada uno. El hecho de comunicarse ofrece los logros y el control de la vida.
Quién desee no perderse poseer una buena vida plena y disfrutarla, debe aprender y también permitirse el placer de conseguir una buena comunicación.