
Curioso por conocerla
Sus deseos de comprarlo todo en Marte como se anunciaba en la web de citas, hacían parecer la presentación de una mujer absurda y caprichosa. En cambio a él le pareció una curiosidad y la invitó a cenar. El apretón de manos al presentarse ocurrió con una amplia sonrisa de ambos cuando él dijo bromeando: ‒ ¿comprar en Marte?… Ella confesó entre risas, que con ese llamamiento intenta ser recurrida por hombres atraídos por la interrogante, provocando favorecer una conversación agradable con tono de buen humor para huir de la clásica presentación que rompe hielo hablando del tiempo. Justo lo que estaba ocurriendo.