Lo hemos adoptado como un hijo más. Cuando nuestras hijas se fueron yendo de casa, ella retomó aquella idea de agradecer las ayudas recibidas en su complicada infancia. Intenté persuadirle que era el momento de cumplir sueños, continuar sus estudios de dibujo. Su pensamiento de dar una oportunidad a un niño que lo estuviera pasando mal era su obligación. La amo y acepté.
Hemos sido buenos padres durante once años para el chico, pero vivimos en un infierno de actitudes agresivas, chantajes y maltrato. El plan de amor de mi esposa se ha desmoronado. Venimos a devolver a nuestro hijo.