
SEGUIRÁ LLOVIENDO
De pequeños nos encantaba el barranco. Era nuestro sitio favorito para juntarnos y jugar esquivando los charcos. Esos juegos ya no se ven, han ido desapareciendo con el tiempo, además ahora el barranco siempre está seco.
En los días lluviosos me acompaña un recuerdo, pegado a mi piel como una costra; nunca he podido olvidar la historia de la joven Marcela que contaban en mi pueblo.
Ahora debe ser muy vieja. Dicen que grita mucho, que no le quedan dientes. Yo creo haberle oído alguna vez, aunque estoy segura que era un lamento. Su historia ha ido creciendo con los años, circulando de boca en boca.
Se decía que su padre no la quería porque era tonta y no servía para nada y la madre no impidió que la echara de casa. Por eso se fue a vivir a una cueva alejada y profunda, que convirtió en su hogar.
Cada día los niños le llevaban algo a Marcela que se llevaban a escondidas de sus casas. Creo que las madres sabían que pillaban regalos para ella, comprendían que le hacía falta de todo y era muy agradecida. Animaba a los chiquillos en los juegos, cuidaba de ellos y les limpiaba los golpes de las rodillas.
Siento otra vez la lluvia muy fuerte. Hay veces que no podemos escapar de la tragedia.
Los días de lluvia se guarecían en su casa/cueva a tomar caldo caliente que cocinaba para todos. Las madres estaban tranquilas porque sabían que sus hijos estaban en casa de Marcela. Ella derrochaba risas, asegurando que el agua no inundaría la cueva. Eso demostraba que no era tonta, que sabía exactamente lo que decía.
No todo era correr y chillar. También jugaban a las casitas. Entonces Marcela se paseaba con su único regalo de los reyes magos, una muñeca de trapo que conservaba con amor y cuidaba como oro en paño, cubriéndose del sol con un recogedor que hacía de sombrilla.
Me vuelvo a preocupar porque veo tras la ventana que sigue lloviendo mucho.
No puedo desprenderme de esta historia y siempre que llueve me preocupo por ella.
Ni siquiera entiendo por qué me urge escribir de esto. Lo que sí sé es que hoy no puedo dormir porque llueve demasiado y se dice que el agua está subiendo mucho por el barranco. La tele pronostica que el fin de semana seguirá lloviendo.